Historia


En la inauguración del II Salón de Verano en 1934, un grupo de ciudadanos solicitó al alcalde de la época, Sergio Prieto Nieto, la creación de una escuela y de un museo para la educación y la contemplación artística. La respuesta fue pronta y efectiva: con la colaboración del Colegio de Arquitectos y algunos artistas, se da inicio a los Talleres Libres de Arte al año siguiente (1935) en el Casino Municipal de Viña del Mar. Sus primeros profesores fueron los artistas Arturo Gordon, Jorge Madge, Guillermo y Enrique Mosella, y Macho Vásquez.

El Consejo Municipal de ese tiempo realiza sus sesiones en el propio casino y da la pauta a las diferentes actividades culturales de la ciudad: mesas redondas, charlas, conciertos taly exposiciones con invitados nacionales y extranjeros. A través de los Salones de Verano se incrementa el patrimonio del Museo de Bellas Artes con las obras de los artistas participantes, lo cual convirtió su colección en la mejor muestra de las producción artística a nivel nacional.

Más tarde, el alcalde Eduardo Grove da curso a la iniciativa del Consejo Municipal y promueve el intercambio cultural con los países vecinos, estableciendo vínculos con Argentina y Perú, intercambiando exhibiciones y recibiendo la visita de escritores, músicos, artistas plásticos, etc. También se interesa en dotar a la escuela de calidad académica, contratando como docentes al pintor Agustín Abarca, al grabador Carlos Hermosilla, al doctor Manuel Voloshinsky para encargarse de la asignatura de Anatomía Humana y a Carlos Yáñez en Historia del Arte y Estética.

Tan relevante era el Salón de Verano de Viña del Mar que su séptima versión fue inaugurada por el Presidente Pedro Aguirre Cerda, el 19 de enero de 1939, y contó con la asistencia del cuerpo diplomático del momento.

En abril de 1940 la Escuela de a Bellas Artes se traslada desde el Casino Municipal al Palacio Vergara -recién adquirido por el municipio- donde se instala también el Museo de Bellas Artes. 

Al término de la década del cuarenta aparece una nueva generación de artistas formados en la Escuela: las pintoras Teresa Vidal e Irma Arévalo, y el escultor Ricardo Santander, entre otros. En pintura, la institución cuenta con el valioso y reconocido aporte del artista berlinés Hans Soyka y en grabado con el destacado trabajo de Carlos Hermosilla; ambos darán el marco de excelencia y seriedad profesional al quehacer académico. Posteriormente, algunos de los artistas formados en la Escuela pasan a formar parte de la Facultad de Arte de la Universidad de Chile de Valparaíso. 

Hasta el 2010 la Escuela funcionó en el Palacio Vergara, pero el terremoto de ese año obligó a cambiar de locación para continuar con las clases normales. Actualmente, la institución se encuentra en una casona de calle Álvarez, donde también se ubica el Conservatorio de Música Municipal.

Desde el 2015, comienza una revisión completa de los planes y programas académicos para actualizar contenidos y métodos de enseñanza. La malla curricular en curso pone énfasis en el trabajo complementario de las técnicas propias de cada especialidad con la investigación reflexiva y crítica que conlleva el arte contemporáneo.

A pesar de las sucesivas actualizaciones, la Escuela Municipal de Bellas Artes de Viña del Mar se mantiene como un modelo educativo único en las artes visuales chilenas, alternativo a la formación universitaria. Asimismo, la Escuela se funda como una institución con vocación social y no de lucro, lo cual puede reconocerse en el bajo arancel cobrado, el sistema de becas y la admisión no discriminatoria por edades o formación académica anterior.

Por tratarse de un modelo educativo alternativo (lo cual implica que no otorga un grado académico reconocido por el Ministerio de Educación), la formación entregada por nuestra Escuela se plantea como una carrera de Bellas Artes, avalada por la malla curricular y planes de estudio que estructuran su actividad y por la idoneidad de los profesores que la integran.



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